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Ubicado en un entorno natural privilegiado, en un saliente en una de las paredes que forman el Barranco de la Hoz Sec, podemos acceder por una pendiente creada por los habitantes de Jaraba, para facilitar en lo posible la llegada de los peregrinos y visitantes.
La devoción a la Virgen de Jaraba, como cantan los gozos dedicados a ella: “Desde el tiempo de los godos, sois señora venerada…”comienza en el siglo VI. Cuenta la leyenda que en las cavidades de las peñas de Jaraba vivían algunos anacoretas, que veneraban a la Virgen, predicaban a los fieles y les daban consejo, por lo que allí acudían numerosos habitantes de la zona. Son estos anacoretas los que crearon la imagen de la Virgen tallada en piedra caliza, una imagen tosca a la que rezaban ellos y daban a besar y venerar a los que allí acudían.
En el año 711 los musulmanes invadieron la península ibérica, llegando también a Jaraba, y es en este momento cuando desaparecieron los anacoretas y con ellos la imagen de la Virgen. Siglos más tarde, por el año 1120, fue reconquistada Jaraba por el rey Alfonso I el Batallador, que hizo de Jaraba una plaza fronteriza, para defenderse tanto de los moros como de los castellanos.
Es en esta época, según la tradición, cuando tuvo lugar la aparición de la virgen a unos pastores, a la entrada del barranco de la Hoz-seca justo enfrente de donde hoy se encuentra el santuario. Cuenta la leyenda que una noche en la que los pastores se encontraban con sus ganados en esta zona del río Mesa, unas brillantes luces y resplandores llamaron su atención, y cuando se acercaron para descubrir qué pasaba, encontraron la imagen de la Virgen.
Los fieles buscaron entonces un lugar adecuado donde colocar la milagrosa imagen, el primer asiento fue una gruta en peña Palomera, mientras con la devoción de los fieles se construyó en una pequeña cornisa situada enfrente de donde había aparecido,en una cavidad de la roca, una pequeña capilla (18 pasos de largo por 10 de ancho).
Unos años después, debido a las leyendas que se difundían sobre los milagros y curaciones que realizaba la virgen, esta ermita comenzó a ser importante y a recibir numerosos romeros, se construyó una casa para vivienda del Santero y el Capellán, que se encargaban del cuidado y mantenimiento del Santuario.
De la casa original se conserva la fachada, con su arco de entrada apuntado, y algún arco también gótico en el interior. En la actualidad la casa está en proceso de reforma y no se puede visitar. Estaba formada por dos plantas: en la planta baja, un salón donde eran recibidos los peregrinos que acudían en romerías, las caballerizas y el horno. La planta alta era usada como vivienda.
En la casa encontramos también “la cueva de la gota”, de la cual nos cuenta la leyenda: la roca manaba aceite de muy buena calidad que se utilizaba para hacer lamparillas para la Virgen. Un día al Santero se le ocurrió utilizar el aceite para la cocina y hacer las lamparillas con un aceite de menor calidad. A partir de ese momento la roca dejó de manar aceite y comenzó a manar agua.
Eran numerosos los pueblos que acudían en romería a visitar a la Virgen de Jaraba, Campillo, Calmarza, Ibdes, Cetina, Milmarcos, Amayas, Cubel, Godojos, Sisamón, Alhama, Labros, Fuentelsaz, Cimballa....
En el siglo XVII la capilla resultaba insuficiente para acoger a las multitudes que acudían al Santuario a venerar la Sagrada imagen. El Padre Fernando Rodríguez, hijo de Jaraba, trabajó incansablemente para que se iniciaran las obras de ampliación, que comenzaron en agosto de 1699 y finalizaron en abril de 1726.
El Santuario actual es una típica construcción neoclásica del siglo XVII formada por una nave con bóveda de medio punto, tres capillas a cada lado y ábside en forma de concha. Se encuentra restaurada en su interior.
En la entrada se sitúan: a mano izquierda las escaleras de subida al coro y a la torre campanario, y una copia de la pintura de Goya “Consagración de San Luis Gonzaga como patrono de la juventud” propiedad del Ayuntamiento de Jaraba depositado en el Museo de Zaragoza.
En las capillas laterales encontramos entre otras imágenes: un retablo dedicado a San Pedro Arbués, inquisidor dominico, un lienzo con la imagen de San Miguel Arcángel, un tríptico pintado sobre tabla en el que aparecen la Virgen con el niño, S. Sebastián y S. Juan Bautista.
Destacan varios retablos. Situados en el crucero los dedicados a San Bartolomé del siglo XVII, y a San Pedro Martir de Verona, donado por el pueblo de Campillo de Aragón. En capillas laterales, los dedicados a San Antonio, donado por la parroquia de Calmarza en 1740, y el antiguo retablo de la Virgen de Jaraba, trasladado desde su primera capilla, que presenta la tipología denominada retablo-expositor, con mazonería plateresca dorada y policromada.
El Presbiterio está separado de la nave por una verja de madera y hierro. En él se encuentra el retablo del Altar Mayor, en estilo barroco nos presenta la imagen de la Virgen de Jaraba, una talla en piedra de 13 cm alto, cubierta con manto de plata y situada en un camarín rodeada de imágenes de su familia.
La exposición permanente de juguetes recortables Eustaquio Castellano utiliza el papel para moldearlo, doblarlo, cortarlo, pegarlo y… transformarlo en un mundo infinito de imaginación.
La exposición mediante cientos de piezas y montajes, acerca a los niños y niñas el desconocido mundo de los juguetes de papel y recuerda a los mayores sus juegos de infancia. Una exposición para visitar en familia.
La exposición se organiza según el tipo de juguete recortable expuesto. Se recorre todo el proceso del recortable para disfrutar de su diseño en lámina y del arte de su composición una vez montados.
Breve historia del recortable
En el siglo XVIII, como antecesor del juguete recortable, aparecen las estampas de las obras teatrales que se venden como recuerdo de las obras de teatro, destinadas tanto a niños y niñas como a adultos. Se pegaban sobre cartón y se colocaban en perspectiva en un decorado.
En 1820, en Inglaterra, Francia y Alemania, se crean los primeros juguetes de papel. Se componen de un frontón de teatro con diversos decorados y series de personajes. Los personajes se pegaban en la punta de un palo, permitiendo así que se movieran por el decorado. De esta manera se podían reconstruir y volver a representar en casa los espectáculos populares de la época.
Los tres géneros básicos del recortable históricamente han sido: los soldados, las muñecas y las construcciones. Fuera de estas tres series quedan básicamente las escenas y los dioramas en las que se incluyen personajes y elementos de mobiliario o edificios.
Soldados. El recortable de soldados, o los soldaditos de papel, han constituido uno de los materiales más sencillos y populares sobre los que a lo largo de más de ciento cincuenta años se ha proyectado la fantasía infantil.
Ha sido uno de los juguetes que ha estado continuamente presente en el universo de los niños y niñas hasta hace pocos años y ha servido como todo juego, para desarrollar la fantasía y la imaginación, nos sólo de los más pequeños, sino también de los adultos.
Muñecas. Alrededor de 1700 aparecieron en Francia las que podríamos considerar primeras ”paper dolls”, eran figuras articuladas con diferentes trajes llamadas papins, y que estaban más cerca de las marionetas que de lo que hoy llamamos muñecas de papel.
A partir de 1800, fabricantes ingleses y americanos editaron muñecas recortables, aunque no fue hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando se hicieron muy populares. Muchas de ellas representaban a personalidades de la época, tanto políticas como del mundo del espectáculo.
Construcciones. Castillos, monumentos antiguos, góticos o románicos, ambientes o edificios. Al construir una casa o un pueblo de un país lejano, los niños y niñas descubren aspectos de otras culturas, sus costumbres, sus hábitos, recrean acontecimientos, …
Durante años en la enseñanza se han utilizado juguetes recortables como recurso didáctico por numerosos motivos:
- Facilitan la obtención de conceptos mediante la observación de forma intuitiva y la manipulación de los juguetes.
- Ayudan al desarrollo de determinadas capacidades, conectadas con el tiempo histórico y con el espacio (escala, planos, situación, orientación).
- Proporcionan acciones como: razonar, imaginar, crear montajes partiendo de un modelo establecido, montar y desmontar, representar acciones vividas o imaginadas…al ser juegos de construcción.
- Son un expresivo medio en que quedaban retratados muchos de los problemas, los acontecimientos, los desastres, las ideas, los eventos, los logros, las ilusiones y las formas de vida.
- Permiten soñara ala sociedad europea de XIX y gran parte del XX con sus espacios preferidos, construyendo los lugares que surgen de la literatura.
- Favorecen le juego simbólico, el juego de la imitación, de la simulación de acontecimientos imaginaos interpretando escenas más o menos reales. A través del juego simbólico niños y niñas aprenden a manifestar su afectividad y a controlar sus emociones a través del juego.
- Facilitan acciones como jugar en grupo, colaborar, expresarse verbalmente, imitar movimientos y acciones de los adultos, curiosear…
En los juguetes recortables podemos ver claramente la mentalidad de la época, el sexismo ha estado presente en el juego a lo largo de su historia, como representación de la propia sociedad.
Así como soldados eran destinados a los niños, las muñecas recortables motivaban a las niñas a reproducir los roles que se entendían como correctos y adecuados.A lo largo de la historia las muñecas modelo han seguido los criterios de moda del momento. Han representado incluso a celebridades de la ópera o miembros de las familias reales.
La iglesia parroquial de Jaraba, fue construida a finales del S.XVI, en estilo gótico tardío, ocupando el solar de la antigua iglesia que se debía derribar, por mandato de Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona.
El contrato de la obra se firmó el 31 de octubre de 1595 entre el Concejo de Jaraba y Martín de Egurza, que fue el constructor, aunque de la finalización de la iglesia se encargaron Tomás de Lariba y Francisco de San Pedro. En el contrato se hacen continuamente referencias a términos arquitectónicos renacentistas, pero el proyecto original fue modificado un año después para abaratar el precio.
En el exterior apreciamos los materiales de construcción: mampostería de piedra y aljez(yeso natural), dejándose la piedra sillar para los cimientos, alguna cornisa y la portada. Se aprecia el volumen de la nave central con su remate poligonal y el juego de contrafuertes.
La portada, de estilo renacentista, asume el esquema de gran arco triunfal dentro del cual se inserta el vano de la puerta, delimitada por un arco de medio punto bajo entablamento y frontón, sobre el cual se colocan varios jarrones.
La torre fue también construida en el siglo XIX. Está formada por dos sobrios cuerpos de planta cuadrada de mampostería y sillería, el inferior ciego y el superior abre vanos para el cuerpo de campanas.
En el interior presenta cabecera en ábside poligonal y nave única con cuatro tramos, dos cubiertos con bóveda estrellada y dos, hacia los pies, con bóveda de lunetos, que corresponden a la modificación del siglo XIX, pues en el año 1846 se desplomaron la fachada y la torre debido a una tormenta y fue reconstruido por Juan Gimeno.
A la nave se añaden capillas laterales entre los contrafuertes, tres a cada lado, con bóveda de crucería estrellada, salvo la tercera del evangelio , que es medio cañón, coro en alto sobre arco rebajado y torre en los pies en el lado de la epístola.
Retablo mayor. Obra del siglo XVIII, está constituido por un gran lienzo pintado que se abre a ambos lados.
La imagen central es la Transfiguración de Cristo en el monte Tabor, acompañado por los apóstoles San Juan, San Pedro y Santiago, y también Moisés y Elías. La escena está enmarcada por columnas salomónicas y dominada por el Espíritu Santo en forma de paloma.
En los lados están representados distintos momentos y escenas de la vida del Señor y de la Virgen, como la Adoración de los pastores, la Huida a Egipto y la venida de la Virgen del Pilar en el lado derecho. En el izquierdo los Desposorios de la Virgen y San José, la Adoración de los Reyes Magos y el bautismo del Señor en el río Jordán.
El Ático o cabezal aparece representada la aparición de la Virgen de Jaraba a los pastores.
Además se conservan varios retablos entre los que destacan:
Retablo de la Virgen del Rosario. Obra de tipo herreriano, en madera, de principios del siglo XVII (1600-1607) compuesto por tablas pintadas, y realizado por Felices de Cáceres por encargo de la cofradía del Rosario de Jaraba, en el cual la escultura central de la titular es del siglo XVII.
Retablo del Santo Cristo. El retablo de esta capilla tiene un hermoso Cristo en la cruz, obra de mediados del siglo XVI, de tamaño natural, tallado en madera y decorado a la manera de Calvario, con los atributos propios de la Pasión y Crucifixión.
En Jaraba encontramos un muy variado patrimonio para visitar y actividades para realizar. Vamos a comenzar aquí una visita por su casco urbano, comenzando el itinerario en la plaza Aragón, donde el viajero puede aparcar su vehículo.
Lo primero que encontramos es el Monumento al agua, una construcción del arquitecto Joaquín Sicilia, en hormigón y de forma semicircular que cobija una fuente en su interior. Es una fuente contemporánea de reciente construcción y grandes dimensiones, concebida como monumento homenaje al agua, elemento indispensable en la vida de la localidad, y cuya abundancia da nombre al pueblo. Junto al monumento, un pequeño jardín con bancos y un parque infantil permiten al visitante relajarse escuchando el tranquilo sonido de las aguas.
En la misma plaza vemos el Peirón de San Vicente. Los peirones son pilares construidos en piedra o ladrillo que señalan, a la salida de un gran parte de los pueblos de Aragón, el inicio o la confluencia de caminos. Suelen terminar en su parte superior con una hornacina decorada con la imagen de un santo o Virgen y una cruz. Éste dedicado, como dice su nombre, a San Vicente, e indicando el camino que conduce a Ibdes.
A unos metros otra plaza, en ella encontramos el Ayuntamiento, es el antiguo “portegado de la plaza de las casas del concejo del lugar de Xarava” (Archivo de Protocolos de Calatayud, 1595). El edificio actual solamente conserva los arcos de la antigua casona, formados por piedra arenisca. La “casa lugar” tenía un calabozo que comunicaba directamente con la plaza mediante una minúscula puerta y ventanuco. Albergo más adelante la escuela de párvulos, de niños, de niñas y casa de maestros.
Aquí encontramos también el Peirón de San Antón, el más monumental de los tres que tiene el pueblo. Construido en ladrillo, siguiendo la tradición mudéjar de la Comunidad de Calatayud, consta de tres cuerpos: en el primero tiene una fuente, incrustada en el siglo pasado, de cuatro caños adornados con pájaros de bronce, su agua termal y no clorada viene rodada desde el manantial de la peña de San Roque; el segundo cuerpo se adorna con friso de esquinillas y columnas de ladrillos, y el último contiene cuatro hornacinas con arcos de medio punto, para diferentes santos de la localidad, entre ellos San Antón, que le da nombre. Culmina el peirón una especie de pirámide truncada rematada con una cruz de forja. Es un símbolo, una fuente en el que todo viajero sediento se detiene y descansa.
Al otro lado de la calle, bajo un porche, visitamos un antiguo lavadero tradicional, de una pila de piedra dividida en dos pozas decorado con un mural pintado en las paredes que lo rodean, que intenta mostrar la tradición del lavado de ropa en este lugar.
Seguimos nuestra ruta por la calle de Enmedio que asciende a la iglesia, y desde allí por la calle Padre Rodríguez, observando diferentes muestras de la arquitectura popular del pueblo: rejas, entradas con arco de medio punto, escudos nobiliarios.. Bajo la calle se hallan numerosas bodegas y pasadizos, excavados en la roca conglomerática. Existen algunos “respiradores” o ventilaciones que dan muestra de ello. Por la calle Castillo ascendemos hacia la zona que albergaba el antiguo castillo de Jaraba, posiblemente de origen árabe. Actualmente no quedan restos de la fortaleza.
Lo que encontramos en la parte más alta del casco urbano en el Mirador Eras del Castillo, mirador natural en el cortado rocoso que nos permite observar los paseos de los balnearios Serón y Sicilia, el canal de agua, los relieves de La Pedriza, y del cañón del río Mesa. En este punto estamos rodeados de antiguas edificaciones agrícolas y de uso ganadero, un conjunto etnográfico y un patrimonio tradicional que refleja la actividad y formas de vida de muchos habitantes de Jaraba hasta bien entrado el siglo XX.
Descendemos por el camino recién asfaltado hasta el Peirón de Santa Águeda, junto a la carretera y por la calle Real donde se pueden observar numerosas cerámicas dedicadas a la Virgen de Jaraba, hasta llegar a la Plaza Aragón, donde finaliza esta ruta urbana. En otro momento podemos visitar la Iglesia de la Transfiguración del Señor y la Exposición de juguetes recortables Eustaquio Castellano.
Jaraba es un municipio enclavado a orillas del río Mesa, en la comarca de la Comunidad de Calatayud siendo en punto de paso y encuentro, para numerosos visitantes y turistas.
El núcleo urbano se alza a 767 metros de altitud, en un término municipal de una extensión de 42,91 km2, que engloba diferentes hábitats naturales y paisajes.
La población censada se acerca a los 300 habitantes, estando la población activa dedicada principalmente a la industria embotelladora y a las empresas turísticas y balnearios, todos ellos ligados a los grandes acuíferos subterráneos.
El origen de Jaraba se debe a su ubicación. En la época de César Augusto la vía romana que comunicaba Bílbilis con Toledo, a través de los extensos campos de Castilla y Molina de Aragón, pasaba por la margen izquierda del río Mesa, donde se establecieron guarniciones (Jaraba, Ibdes, Calmarza y Sisamón), y en la actual Jaraba, llegó a construirse un castillo, del que hoy no queda ningún resto.
El desaparecido Puente del Diablo, sobre el río Mesa, era de construcción romana y vestigio de esta época.
A partir del 711 la expansión musulmana se extiende por la península, y se construyen en el entorno varias fortalezas árabes con propósitos defensivos, como es el caso de la que existió entre Jaraba e Ibdes, conocida como Castillo de los moros.
El origen del topónimo Jaraba está en la expresión árabe šarabah, que significaba bebida abundante.
Cuenta la leyenda que en esta época la imagen sagrada de la Virgen de Jaraba desapareció y no volvió a aparecer hasta 1120, año en el que Alfonso I «El Batallador» conquistó toda la comarca. Por estas fechas se construyó una piscina en la zona en la que se encuentra el Balneario de la Virgen donde se aprovechaban las propiedades curativas de sus aguas.
En 1254, sesenta y siete pueblos, entre ellos Jaraba, constituyen la Comunidad de Aldeas de Calatayud, independiente de la ciudad. La Comunidad se dividía en seis sesmas según los seis ríos que la atraviesan y durante siglos, mantuvo su independencia jurídica y administrativa, frente a Calatayud y frente a otras aldeas sujetas a señorío nobiliario o eclesiástico.